¿Cómo empezó tu historia en la Comisión Inclusiva EB y por qué eres integrante de esta Comisión?
Soy madre de dos niños (uno de ellos con Necesidades Educativas Especiales, NEE) y antes de entrar en la escuela ya conocía a alguna otra familia de niños con NEE que están escolarizados en el Eulalia Bota. Tener un hijo te cambia la vida y tener un hijo con NEE te la cambia más intensamente. Todo es más intenso. Valoras y festejas cada momento que a ojos de cualquier otra persona pasaría desapercibido por cotidiano; una palabra, una mirada… Resumiendo, todos los días tienes motivos para ser feliz.
El que seas feliz diariamente no quita que también haya preocupaciones (también intensas), y cualquiera nos sentimos más comprendidos y apoyados por otras personas que estén, o hayan estado, en la misma situación. Esta empatía es lo que nos vincula también a las familias con hijos o hijas con NEE. Además, si hablamos de empatía, cualquiera que sea padre o madre comprenderá que la preocupación por los hijos y su futuro es la mayor de las preocupaciones que una persona tiene en su vida. Por lo tanto, nos pareció buena idea unirnos por el presente y futuro de nuestros pequeños.
¿Por qué una Comisión Inclusiva y cómo se trabaja?
Porque nuestros hijos forman parte de un colectivo minoritario a menudo invisible o estigmatizado, y olvidado por la Administración.
Es muy importante que visibilicemos a las personas más allá de un diagnóstico. Esa etiqueta puede darnos una idea de las características que puede tener el individuo, pero no lo conoceremos realmente si no tenemos presente que todos somos diferentes y no hay dos personas iguales, aunque éstas tengan la misma etiqueta.
Hago hincapié en el concepto “características”, no dificultades como suele pasar cuando se piensa en NEE. Nuestros hijos tienen dificultades pero también puntos fuertes que suelen pasarse por alto y ahí es donde aparece el estigma. Cuando se supone que sólo son una carga, los esfuerzos se centran en que “no moleste”, “no interrumpa”…, y se les condena a no desarrollarse. Esto repercute no sólo en el presente, sino también en el futuro. En el suyo y en el del resto de la comunidad que crece con idea de que tienen “muchos problemas y pocas posibilidades”.
También remarco los conceptos “posibilidad de tener” y el hecho de que “todos somos diferentes”. Que dos personas tengan la misma condición no significa, ni mucho menos, que tengan la misma manera de ser. Es tan absurdo como pensar que dos gemelos idénticos tienen también la misma personalidad o que dos personas con la misma orientación sexual tendrán los mismos gustos o el mismo comportamiento en sus relaciones.
Por otro lado, aparte de la visibilización, respeto y sensibilización ante nuestros hijos, necesitamos que se reconozcan sus derechos. Nuestros hijos, como el resto de los niños y niñas, tienen derecho a una educación de calidad que les permita desarrollarse al máximo de posibilidades y a participar de todas las actividades, como el resto de niños y niñas. Para garantizar la igualdad de oportunidades es necesario aplicar la equidad y aquí es donde falla la Administración, negando los recursos y voluntad necesarios para garantizar una inclusión real.
En la Comisión Inclusiva ponemos toda nuestra voluntad para normalizar la diferencia, centrándonos en la diversidad funcional. Publicamos artículos o información de interés, organizamos acciones de sensibilización y nos unimos con otras comisiones inclusivas de otros centros educativos de Sant Andreu trabajando para reclamar el aumento de recursos y formación.
En tu opinión, ¿Qué debería pasar para que la inclusión fuera real en la escuela ordinaria?
Lo primero, un cambio de mentalidad de la sociedad en general. La escuela no es sólo el edificio donde dejamos a nuestros hijos e hijas mientras nos ocupamos de nuestras obligaciones diarias y que nos trastorna la vida cuando para por vacaciones o descanso. La escuela, la educación, es el futuro de una comunidad y dependiendo del enfoque que se le dé tendremos una sociedad u otra. ¿Queremos una sociedad individualista y competitiva o queremos una sociedad más humanizada y cohesionada en la que todos tengamos un sitio y nos complementemos unos a otros con lo mejor de cada uno?
Además, aproximadamente cada 5 años hay un cambio de Ley en Educación. Mientras se dirigen los esfuerzos y recursos en cambios de legislación dependiendo del panorama político del momento, se pierde de vista el objetivo de la educación que no debe ser otro que el garantizar el máximo desarrollo de la propia personalidad de los infantes. Los recursos deberían ser destinados a formaciones y apoyos al profesorado durante el tiempo necesario focalizándose en la diversidad con sus posibilidades, no con sus desventajas.
Las familias también somos parte importante en la escuela. No podemos desentendernos de las experiencias y reflexiones de las que son partícipes nuestros hijos mientras están en ella. Las familias también somos una fuente rica de recursos para entender la personalidad de nuestros hijos y facilitar así su propio desarrollo (principal finalidad de la educación). Debemos ir ambos, escuela y familias, de la mano para lograr el objetivo.
¿Cómo motivar a cualquiera a participar de alguna forma con la comisión inclusiva o la inclusión?
En la inclusión es muy fácil participar, basta con pensar que TODOS SOMOS DIFERENTES Y TENEMOS LOS MISMOS DERECHOS. Después sólo hay que empatizar de verdad intentando ponerse en la piel del otro con sus circunstancias, dificultades y necesidades y pensar ¿Cómo me gustaría que se actuase ante esa situación?; ¿Me gustaría que se presupusiera que mi hijo/a no puede hacer algo sólo por prejuicios sin valorar realmente sus capacidades? ¿Me gustaría que jugasen con mi hijo/a y le invitaran a cumpleaños/reuniones a pesar de tener dificultades para relacionarse? ¿Me gustaría que me preguntaran con interés sobre la forma de acercarse a mi hijo en caso de duda?
Invito a quien quiera (tenga o no hijos con NEE) a participar en la comisión porque todos somos diversidad y la inclusión nos enriquece a todos, porque es una oportunidad de mejorar la sociedad y de conocer personas con valores diferentes. En la comisión inclusiva valoramos cualquier participación, por pequeña que pueda parecer.
Y por último, ¿Qué has aprendido con la Comisión y la inclusión?
He aprendido que cada persona y cada infante tiene su historia y que nadie tiene derecho a juzgarle por extraño que nos pueda parecer su comportamiento. Tampoco nadie tiene derecho a poner límites o definir lo que otra persona es capaz de hacer.
He aprendido que se tiende a excluir o sobreproteger a las personas con diferentes capacidades y que cuesta que simplemente se les trate como personas aceptando sus características sin más.
Mi hijo no es (no tiene) un problema, el problema lo tiene la sociedad porque no sabe tratarlo. Cuando lo conoces de verdad y sabes relacionarte con él, te hace FELIZ.